Tu bienestar es lo que importa

  

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   Tan importante es cuidarse físicamente, como emocionalmente y espiritualmente.  Aquí unas líneas para reflexionar...

¿QUIEN MUERE?

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir con color nuevo y no le habla a quien no conoce. 

Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre el blanco y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en su trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de ese sueño que lo está desvelando. Quien no se permite, por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo, quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, quien no pregunta sobre un asunto que desconoce o no responde cuando lo indagan sobre algo que sabe.

Muere lentamente quien no comparte sus emociones, alegrías y tristezas, quien no confía, quien no intenta.

Muere lentamente quien no intenta superarse, quien no aprende de las piedras del camino de la vida, quien no ama y deja amar.

Evitemos la muerte en suaves cotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.


PABLO NERUDA

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El día que trataron de matar al amor

   Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el “odio”, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes convocó una reunión urgente con todos sus súbditos. Todos los sentimientos oscuros, los deseos más perversos del corazón humano, llegaron a esta reunión con la curiosidad de saber cuál era su propósito. Cuando estuvieron todos reunidos habló “Odio” y les dijo: -Os he reunido aquí porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien. Los asistentes no se extrañaron, pues era “Odio” el que estaba hablando, y él siempre quería matar a alguien. Sin embargo, todos se preguntaban entre sí quien sería tan difícil de matar, para que “Odio los necesitara a todos. -Quiero que maten al “Amor", -dijo. Muchos sonrieron malévolamente, pues más de uno tenía ganas de matarle.

    El primer voluntario fue el “Mal Carácter”, quien dijo: -iré yo, y os aseguro que en un año “Amor” habrá muerto. -Provocare tal rabia y discordia que no lo soportará". Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del “Mal Carácter” quedaron decepcionados. -Lo siento, -dijo. -Lo intenté todo, pero cada vez que yo sembraba una discordia, “Amor” la superaba y salía adelante.

    Fue entonces, cuando muy diligente se ofreció “Ambición” que haciendo alarde de su poder dijo: -En vista de que “Mal Carácter” fracasó, iré yo. Desviaré la atención de “Amor” hacia el deseo de riqueza y poder. Eso nunca lo ignorará. Y así de dispuesta “Ambición” inició el ataque hacia a su víctima, quien, efectivamente, cayo herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo y sobrepasando a “Poder” y triunfó de nuevo.

   Furioso “Odio”, por el fracaso de “Ambición”, envío a los hermanos “Celos”, quienes burlones y perversos inventaron toda clase de artimañas y situaciones para despistar a “Amor, lastimándolo con dudas e infundadas sospechas. Pero “Amor”, confundido lloró y luchó, puesto que no quería morir. Con valentía y fortaleza finalmente se impuso sobre “Celos” derrotándolos.

   Año tras año, “Odio” siguió con su lucha, enviando a sus más hirientes compañeros. Envío a la “Frialdad”, a “Egoísmo”, a “Confusión”, “Indiferencia”, “Pobreza”, la “Enfermedad”…, y a muchos otros que siempre fracasaron porque cuando “Amor” se sentía desfallecer tomaba fuerza de nuevo, y todo lo superaba.

   “Odio” convencido de que “Amor” era invencible, les dijo a los demás: -No hay nada que podamos hacer. “Amor” lo ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y nada logramos. Fue entonces, cuando de pronto, de un rincón del salón se levanto un sentimiento poco conocido, vestía todo de negro, tocado con un sombrero gigante que le caía sobre su rostro, ocultándolo. Su aspecto era tan fúnebre como el de la mismísima muerte: -"Yo matare al “Amor", -dijo con gravedad. Todos se preguntaron quien era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. “Odio” lo miró, y después de un largo silencio dijo: -ve y hazlo.

   Aún no había pasado un año, cuando “Odio” volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que después de mucho esperar, por fin, “Amor había muerto. Todos estaban felices, pero al mismo tiempo sorprendidos.

   Fue entonces cuando el sentimiento del sombrero negro se dirigió a la asamblea y les habló: -Ahí os entrego “Amor”, totalmente muerto, destrozado. Y sin decir una palabra más se dirigió hacia la salida. Espera, -ordenó “Odio”: -¿En tan poco tiempo lo eliminaste por completo?, ¿En tan escaso espacio de tiempo lo aplastaste?, ¿No hizo el menor esfuerzo para vivir? –Dime, ¿Quién eres?

  El oscuro sentimiento levantó por primera vez su amplio sombrero, y mostrando su horrible rostro, dijo: -soy “Rutina

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Maestra, ¿qué es el amor?


Uno de los alumnos de una clase de educación infantil preguntó:

-Maestra… ¿qué es el amor?

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento.

Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:

-Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.

El primer alumno respondió: -Yo traje esta flor… ¿no es bonita?

A continuación, otro alumno dijo: - Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?

Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar. La maestra se dirigió a ella:

 -Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?

La criatura, tímidamente, respondió:

- Lo siento, seño... Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo... Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna... Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…

Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?

La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.

El amor es algo que se siente. Hay que tener sensibilidad para vivirlo.

Anónimo. 

 

                                                                                                                      

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